jueves, mayo 3

Dejemos la cobardía

De hace mucho tiempo que tenía pensado escribir sobre esto, lo pensaba y pensaba ya que es muy dificil de hablarlo, pero facil de percibirlo para un observador.

Yo, tengo problemas psicológicos, sí. Tengo trastorno de personalidad borderline y la verdad es que aunque tenga eso, a nadie le importa, porque no es nada serio ni mucho menos anormal.
Yo, tengo problemas alimenticios. Eso es algo que se vino desencadenando desde hace muchos años, permanecí en silencio durante muchisimo tiempo dañando mi cuerpo irreparablemente. Lo peor de esto es que realmente no tiene cura, sí, clinicamente y psiquiátriamente puede que si, pero no. Lo digo yo, porque aunque tu te abstengas de "hacer tonteras" como dice mi madre, la imagen que ves en el espejo jamás va a cambiar, siempre va a haber algo malo que nunca vas a poder superar. De ahí viene un embrollo de problemas existenciales que no vale la pena nombrar, porque simplemente es un tema fome y deprimente.

Si bien, tengo bastante asumida que soy una loca de patio, ya no tengo ganas de mejorar, sino de mantenerme ahí, tranquila con mis mostruos a luchar yo misma para cuando salgan de nuevo. Llevo conviviendo tanto tiempo con ellos que ya se como funciona todo esto. 
Ex extraño que decida decirlo por este medio, pero siento que a veces es bueno desahogarse de alguna manera, ya que puede que un día tu subconciente alcoholizado te traicione y termines tirado en tu cama llorando y buscando el calor maternal que nunca tuviste.

No pretendo tampoco crear una imagen propia de vulnerabilidad ni nada por el estilo, sino dar cuenta que no no todo siempre es feliz como aparenta  cerlo y también advertir que si alguien grita es porque necesita ayuda, yo grite tan fuerte que me desgarré por dentro. Que suerte que existes tú, el único hombre que me entiende de la manera más retorcida que pueda existir.

Buenas noches

No hay comentarios:

Publicar un comentario